Por Luis Velázquez/Expediente 2016
Solito, Javier Duarte, JD, se está cercando.
Y aun cuando la maldición habla de la soledad en el sexto año de gobierno, quedará solo.
Y por añadidura, predicando en el desierto.
Cuando menos, a los 70 años de edad, Jorge Luis Borges, el viejo, dialogaba en un parque de Suiza, donde vivía, con Jorge Luis Borges el joven, para escribir un texto literario más.
JD quedará, no obstante, hablando solo.
El cerco desde afuera ha comenzado.
Por ejemplo, el deslinde en su tiempo y forma de los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa.
El deslinde después de Manlio Fabio Beltrones, presidente del CEN del PRI, como en Tabasco cuando le exigiera rendición de cuentas, aun cuando a las 48 horas haya reculado, digamos, sólo digamos, “por instrucciones del señor presidente de la república”.
El otro deslinde de Beltrones cuando renunciara al PRI y en que extendiera el flamígero dedo índice en contra de los gobernadores corruptos por cuyos pecados mortales el tricolor fuera derrotado en las urnas por la alianza PAN y PRD.
El deslinde ahora de la presidenta del CEN del PRI, Carolina Monroy del Mazo, de que según la ley, JD puede crear la Fiscalía Anticorrupción, los magistrados anticorrupción, el Contralor autónomo de cinco años y el comisionado del IVAI… todos a modo.
Pero, al mismo tiempo, dijo la primaza de Enrique Peña Nieto, “no es ético, no es moral” que por cierto en todo caso, nunca JD ha conocido la ética ni la moral pública.
Y luego del atentado de JD a través de los 400 Pueblos en contra de Miguel Ángel Yunes Linares, Ricardo Anaya y Santiago Creel, el deslinde de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, y quien, además, solidario, reclamara una investigación de los hechos.
JD, por el contrario, “se lavó las manos” del atentado. Pero igual que a Poncio Pilatos en Roma, nadie le creyó. Ni siquiera, vaya, el gabinete legal y ampliado.
Todavía, dijo que su gobierno “es una casa de cristal”.
Claro, claro, claro, ninguno de los políticos y partidos políticos que lo están acusando del (presunto) desvío de recursos federales y estatales… lo señala de tonto para dejar huellas y estelas, sino, simple y llanamente, lo llaman corrupto.
Y dado sus desplantes soberbios, frívolos y cínicos al mismo tiempo, poco a poco le están levantando un cerco.
LA PRIMAZA DEL PRESIDENTE PEÑA NIETO
Por ejemplo:
Si Miguel Ángel Osorio Chong y Carolina Monroy marcaron una raya de JD, de acuerdo con la cultura priista solicitaron permiso y/o consultaron al Jefe Máximo del Priismo.
Y si ahora cuando Javier Duarte, Roberto Borge de Quintana Roo y César Duarte de Chihuahua se están blindando con sus fiscalías anticorrupción, y Carolina Monroy se ha lanzado duro y tupido en contra de los gobernadores corruptos del país, simple y llanamente, tuvo el visto bueno de Enrique Peña Nieto.
Lo dijo de la siguiente manera:
“Gobernadores sí afectaron al PRI en la elección” del domingo 5 de junio cuando en siete estados, entre ellos, Veracruz, la llamada gran reserva electoral del país, el PRI perdió las gubernaturas y los Congresos locales.
También lo dijo así:
“La militancia está enojada por los casos de corrupción”, tal cual, y como en el caso de Veracruz, en que la mismita Auditoría Superior de la Federación ha interpuesto denuncias penales en la procuraduría General de la República en contra de 19 duartistas, entre otros.
EL CERCO TAMBIÉN ES MEDIÁTICO
Una sola realidad se impone preguntando el destino social del dinero público, tanto de los fondos federales como estatales.
Por un lado, JD “se cura en salud” alardeando que su gobierno “es una casa de cristal”.
Por el otro, las denuncias penales de la Auditoría Superior de la Federación, la Universidad Veracruzana, el CEN del PAN y los alcaldes panistas y perredistas (pues los ediles priistas callan) con el manejo del dinero público.
Por un lado, el destino de los créditos millonarios autorizados por la 63ª. Legislatura.
Y, por el otro, la cero obra pública de norte a sur y de este a oeste y las deudas por todos lados, incluso, vaya, hasta de los dueños de florerías de Xalapa que les fiaron las coronas de flores para los muertos varios metros bajo tierra, y/o en todo caso, cremados.
Por un lado, la llamada “Operación licuadora”, y por el otro, el jineteo bursátil que tanto han denunciado los alcaldes azules y el líder del PRD, Rogelio Franco Castán.
Tal cual, y además del atentado en contra del trío de panistas el miércoles 29 de junio en Xalapa, el secretario de Gobernación y la presidenta del CEN del PRI han descubierto que resulta una locura defender lo indefendible, pues los hechos y circunstancias están a la vista.
Más aún, el cerco en contra de JD también es mediático.
La gran prensa de la Ciudad de México está publicando el estado de cosas en Veracruz, y lo mejor, le está dando seguimiento puntual.
El video del atentado al góber electo y compañía fue transmitido en cadena nacional, simple y llanamente, y como dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, porque hay señales desde Los Pinos.
Con todo lo que signifique el desenlace, ¡lamentable que Javier Duarte esté terminando el sexenio en el peor descrédito de la historia nacional!
Editorial
