Por Andrés Timoteo/Texto Irreverente
EL LLANTO DE LOS RAPACES
Jueves de hilaridad. Los acostumbrados al chanchullo y a los enjuagues políticos ahora se quejan de que fueron rebasados en el congreso local por los panistas. Vaya lote de sinvergüenzas que ayer pidieron legalidad y trasparencia para Veracruz: los senadores Héctor y José Yunes Zorrilla, el diputado federal, Erick Lagos Hernández, el dirigente estatal del tricolor, Renato Alarcón Guevara y los legisladores locales Juan Nicolás Callejas Roldán y Fernando Kuri Kuri. Finísimas personas.
Acusaron, orondos, que el blanquiazul les caminó en eso de las trampas y peor aún, lo hizo un tipo como Sergio Hernández, quien a duras penas sabe escribir su nombre completo, al quedarse –a la mala- con la presidencia de la Junta de Coordinación Política en la legislatura estatal. Es el llanto de los rapaces quejándose de lo que ellos mismos han hecho.
No obstante, en una cosa si tienen razón los priístas quejumbrosos: el desaseo en la permanencia del analfabeta Sergio Hernández al frente de la Junta de Coordinación Política en el congreso local. Es cierto y hacen bien en desconocerlo como interlocutor al igual que lo hizo la bancada del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Ahí la razón les asiste, al negarse a tratar con el “espurio”, aunque en el caso de los priístas eso suene a broma. ¿No creen?
En lo que si se volaron la barda es en eso de exigir a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) que se investigue y castigue a los responsables del reparto de ayuda a los damnificados por los meteoros con sesgo electoral, no porque sea algo incorrecto –sino al contrario, es un deber de las autoridades sancionar a esos aprovechados- sino porque son las voces menos autorizadas para pedirlo.
Ninguno de los peticionarios tiene la cara limpia para hacerlo. El más conchudo es Héctor Yunes Landa, quien pidió hasta que se destituya y encarcele al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares por el caso de la asociación “Y-únete”, cuando el mismo está acusado de un asunto mucho más grave pues recibió del exgobernador Javier Duarte de Ochoa mil 300 millones de pesos para costear su campaña electoral en el 2016.
Esos mil 300 millones de pesos, tomados del erario público –entiéndase: del bolsillo de los veracruzanos- le fueron dados contantes y sonantes por el secretario de Seguridad Pública del duartismo, Arturo Bermúdez Zurita, quien fue el que, de su puño y letra, señaló a Yunes Landa de allegarse recursos ilegales. ¿Por qué, entonces, no pide a la Fepade que desahogue también la investigación que pesa sobre él mismo? Porque no hay borracho que coma lumbre, dirían los viejos del pueblo.
Con esa cantidad de dinero que se desvió el erario público para dárselo a Yunes Landa se pudo ayudar a miles de veracruzanos que no solo están damnificados por los fenómenos climatológicos sino por la pobreza extrema. En lugar de eso, mandaron el dinero a la campaña del priísta, pero ni siquiera lo ocupó en promocionarse electoralmente ya que, según los bien enterados, los recursos terminaron en cuentas bancarias de particulares. Fue un robo descarado.
¿Y qué decir de Yunes Zorrilla quien se la pasa recorriendo los municipios donde entrega dádivas, anuncia obras o cortando listones como parte de su precampaña electoral, y todo costeado con presupuesto público? Tan solo el pasado 17 de agosto, luego de las afectaciones por el huracán “Franklin”, el peroteño se apersonó en el municipio de San Rafael para anunciar ayuda a los afectados. La convocatoria y logística del evento la hicieron operadores del PRI.
Ante las críticas de usar la tragedia como escaparate promocional, Yunes Zorrilla prácticamente dijo a los reporteros de la localidad que no le importaban los cuestionamientos éticos: “Lo que no me van a ver hacer a mí, ni hoy ni nunca, es subirme a este tema de manera irresponsable, para tratar de ganar reflectores. Vengo atendiendo una invitación del sector productivo. Yo soy respetuoso de que las autoridades competentes resuelvan los problemas emergentes de corto plazo, pero con toda la disposición de sumarme”. Traducción: la moral para Yunes Zorrilla es un árbol que da moras.
Lagos Hernández en el 2015 fue catalogado como el diputado federal más votado en todo el país. Rompió record en el acopio de sufragios. ¿Y cómo lo hizo? Con dinero tomado de las arcas estatales y con ayuda del crimen organizado. Vaya, hasta mandó a quemar la casa de campaña de su competidora de Morena. Ayer, Lagos Hernández junto con los otros plañideros pidió legalidad y castigo a los pillos electorales. ¿No es para retorcerse de risa?
VAN POR EL CAPO
La Fiscalía General del estado citó a declarar al impresentable exgobernante estatal, investigado por robarse el presupuesto destinado a la compra de medicamentos y simular los mismos con agua destilada. Hay muchísima tela para cortar un traje entero –de recluso, claro- en ese asunto. El citatorio es para el próximo lunes 28 de septiembre y es obvio que el innombrable no acudirá a la misma, pese a que prometió que haría frente a las acusaciones del caso. Es indefendible hasta para él mismo.
Más interesante se pondrá cuando al no haber respuesta, se le mandé a llamar por la fuerza pública. Asunto apetitoso por todas partes: por impartir justicia y castigar a ese tipo tan ruin, y porque quien lo ponga tras la rejas tiene el voto asegurado de todos los veracruzanos para el 2018. ¿Quién no votaría por los candidatos que representen a un gobierno que encarcele al malvado, al capo de todos los malhechores que saquearon a Veracruz y lo entregaron al crimen organizado?
Eso sí, ya comenzó el lloriqueo de las ‘viudas’ del innombrable, más numerosas en la prensa militante que en las filas partidistas. Ya hablan de “cortinas de humo”, de “cajas chinas”, de “distractores”, de que “estábamos mejor antes”, de “venganzas” y otras monsergas para defender lo indefendible. La nostalgia por la fidelidad los domina.
Envoyé depuis Paris, France.
Editorial
