El mexiquense López Mateos

 

Por Salvador  Flores  Llamas

 

En su libro “Los dos Adolfos”, publicado a menos de dos años de su muerte, Humberto Romero, secretario particular del carismático presidente López Mateos, narra interesantes anécdotas de éste. Relataré una muy sugestiva.

 

Como paisanos de La Piedad, Michoacán, fuimos amigos, desayunábamos cada mes en el Centro Libanés, y allí me platicó muchas.

 

Estimaban mucho al Chino Romero, como le decían, en  el Centro Libanés, en cuya inauguración López Mateos tuvo la puntada de decir que todos los mexicanos deberíamos tener un amigo libanés, por lo valioso que son, y quienes no lo tuvieran, deberían buscárselo cuanto antes. 

 

Corría la mitad de 1960, cuando un mediodía llegó presuroso al Palacio Nacional (donde despachaba el Presidente) el embajador de EU Fulton Freeman  a solicitar audiencia con López Mateos.

 

Extrañó a Humberto que no la hubiera pedido con antelación, como hacía siempre, y transmitió la solicitud a ALM, quien con olfato político le indicó decir al diplomático que lo recibiría con gran gusto, tan pronto despachara asuntos urgentes que atendía en ese momento, aunque no había tales.

 

Tras la visita rápida del embajador, ALM ordenó a Romero anunciar por boletín que el presidente Eisenhower lo invitó a visitarlo en 3 semanas.

 

Freeman le había dicho que a Ike le urgía platicar con él sobre asuntos graves y le pedía que fuera en 15 días; pero ALM propuso las 3 semanas.

 

El Presidente instruyó a Humberto promover protestas contra la entrevista ante la Embajada de EU, con gran eco en periódicos, radio y Tv.

 

Romero pidió a Luis Martínez, Palillo, de la porra de UNAM, reclutar buen contingente ante la Embajada, junto con grupos obreros de Fidel Velázquez.


La policía fue instruida, a su vez, para hacer como que trataba de disolver a cachiporrazos el mitin y que sólo sangraran unos rastros de manifestantes

La noche del día escogido los noticieros de Tv plasmaron las imágenes y al otro las primeras planas de los diarios mostraban grandes fotos y cabezas:  “Protesta sangrienta contra la visita de ALM a Ike” y cosas por el estilo, con muchos comentarios al canto.  

 

López Mateos ordenó a Romero prepararle una carpeta con ese bagaje de información para su visita al presidente de EU.

 

Ya en Palms Spring, Ike dijo a ALM que le preocupaban mucho los ataques demócratas, en la campaña presidencial, por tanto “espalda mojada” que ingresaba a EU, pues podrían inclinar la balanza en favor de Kennedy contra el republicano Nixon, su vicepresidente.

 

ALM preguntó qué sugería, y Ike le pidió militarizar la frontera para evitar el ingreso masivo  de los hoy llamados ilegales, y se lo urgió con insistencia.

 

Entonces Adolfo el joven salió a pedir a Romero la carpeta con los recortes periodísticos sangrientos; se los mostró a Ike y explicó que ocurrieron los hechos al sólo anunciar su visita; por lo que incendiaria el país y provocaría manifestaciones en todo el territorio nacional si militarizaba la frontera.

 

Eisenhower frunció el ceño y preguntó a ALM qué proponía entonces. “Señor  Presidente, esperar unos 6 meses a que se enfríe el horno”.

 

El inquilino de la Casa Blanca accedió. Sólo que a los 6 meses ya lo había sucedido el demócrata John F. Kennedy, quien derrotó a Richard M. Nixon. 

  

Esta muestra del feeling  político del primer presidente mexiquense, Adolfo López Mateos, es gran lección para nuestros diplomáticos, máxime ahora que se relevará al embajador de México en Washington.

 

 

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