Grito patri-monial

Por Andrés Timoteo/Texto Irreverente

Es verdad, el gobernante en turno Javier Duarte ayer debió lanzar su aflautado grito antes de tiempo. Se adelantó unas 14 horas a la ceremonia de palacio de gobierno y no fue un grito patrio sino patrimonial. El periódico Reforma difundió lo que todos saben a nivel local: el enriquecimiento indebido de su suegro, Antonio Macías Masegey, quien durante seis años ha sido dueño y señor del sur del estado, una especie de vicegobernador de facto.

Desde antes del sexenio del innombrable –de cuya campaña electoral en el 2004 fue tesorero-, Macías Yaseget ya hacía  negocios al  amparo del poder. Durante el gobierno de Miguel Alemán Velasco (1998-2004), este individuo de origen chiapaneco formó parte de un engranaje para  estafar a Petróleos Mexicanos (Pemex) bajo la batuta del entonces alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel Montiel, y obvio, a trasmano y oculto estaba el jefe del clan facineroso, el innombrable.

En complicidad con funcionarios panistas–entre ellos el exdirigente nacional del blanquiazul, Cesar Nava quien era abogado general de Pemex-, Montiel demandó judicialmente a la paraestatal y promovió el embargo de las cuentas bancarias de los complejos petroquímicos del sur del estado exigiendo el pago de 230 millones de pesos por impuestos locales acumulados desde 1997. Lo anterior aun cuando  por ser una empresa paraestatal estaba exenta constitucionalmente de dichos gravámenes.

La colusión entre priístas y panistas facilitó el fraude y en este entramado, Montiel contrató la firma de abogados Asociados y Abogados Internacionales SC, creada de última hora por Macías Yasegey –el verdadero cerebro fue el impresentable-  quien cobró –léase: se robó-  44 millones de pesos por el concepto de comisiones-  Ese latrocinio fue documentado magníficamente por la periodista Ana Lilia Pérez en su libro “Camisas azules, manos sucias”. A Macías Yasegye se le quedó la manía robarse el dinero público.

En el sexenio de la fidelidad, le entregaron decenas de millones de pesos para el famoso Parque Industrial Puerto México en Coatzacoalcos que es un ‘elefante blanco’. Uno de los fraudes más descargados  fue cuando se promocionó la llegada de la empresa Foton, fabricante de tractores y de capital chino a dicho complejo industrial. Es más, Macías Yasegey contrató actores estadounidenses con rasgos asiáticos para que se hicieran pasar como ejecutivos de la empresa y engañar a la opinión pública sobre el proyecto de inversión que nunca existió.

Con el Parque Industrial “Puerto México” el suegro de Duarte se convirtió en terrateniente pues no solo se apropió de terrenos estatales sino que con apoyo de las autoridades despojó de predios a varios industriales sureños. Son al menos doce denuncias penales que tiene en su contra –todas ‘congeladas’ por la fiscalía estatal- por despojo de tierras, amenazas de muerte y agresiones con la policía estatal contra los verdaderos dueños. Yaen el gobierno de, Duarte de Ochoa, de plano este señor enloqueció – igual que su yerno- y se convirtió en una especie reyezuelo regional.

Dispuso a voluntad de dineros públicos, edificios gubernamentales y grupos políticos. Exigía diezmos y veintenos a constructores a cambio de contratos de obra pública con el gobierno estatal, ordenaba a los ayuntamientos entregarle prebendas  y hasta se daba el lujo de cerrar edificios públicos y despedir funcionarios estatales. Un ejemplo de eso fueron las dos ocasiones en las que llegó al hospital regional “Valentín Gómez Farías” para cerrarlo y despedir al director y a todos los médicos en un arranque de insania- pregúntenle al cómico Juan Nemi Dib quien se encargó de filtrar la noticia de los entuertos del suegro del sexenio-.
Vaya, hasta un periódico se compró para engarzar aún más el poder mal habido. Hoy se sabe, por medio de la publicación periodística de ayer, que la PGR lo investiga porque también se robó dinero de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario en complicidad con el extitular de la dependencia, Manuel Martínez de Leo. Por ese atraco está siendo investigado por la Procuraduría General de la República (PGR).  Pero eso solo es la punta de la madeja, Macías Yasegey lucró con varias dependencias estatales y el monto del fraude dejará estupefactos a los asaltantes más doctos. Todo bajo la protección de su yerno, Duarte, quien es  igual de hampón, digno de ser su pariente político.

UBER, ALTO RIESGO

El servicio de transporte de pasajeros de particular a particular que ha impulsado la empresa norteamericana Uber desde el 2012 está condenado al fracaso o al menos a su distorsión en Veracruz. No por la oposición de las organizaciones de taxistas sino por el contexto de inseguridad. Todos saben que parte del éxito de este servicio es la confianza que el cliente debe depositar en el conductor que va a prestarlo con su vehículo, pero ¿quién en su sano juicio se subirá al vehículo de un particular –salvo que sea su vecino o su conocido- con el riesgo de ser secuestrado o entregado al crimen organizado?

Si en Veracruz ya de por si es un riesgo utilizar un taxi convencional porque muchos son unidades con placas clonadas y operadas por organizaciones delictivas, entonces el usar el vehículo de un particular es un riesgo de mayor nivel.  La plataforma UBER tiene un protocolo para sus prestadores del servicio que incluye el registro del vehículo, de su propietario e incluso de monitoreo vía satélite, pero todos saben que en México toda regla es evadida.  Basta ver las múltiples quejas que hay de los usuarios de ese servicio en la Ciudad de México donde se quejan de mal servicio, agresiones y hasta robo de artículos personales de parte de los conductores-.

A eso habrá que sumarle la situación que prevalece en Veracruz donde seguramente los que hacen negocio con UBER tendrá que pagar su “cuota” a las organizaciones delictivas y al igual que sucede con los taxis,  la plataforma podría ser infiltrada para que opere en cuestiones ilícitas. De miedo, ¿no creen? Es verdad que en otros países es un éxito el servicio UBER pero éste radica en la calidad del mismo, su precio más bajo que el transporte público y sobre todo su alto nivel de seguridad para el usuario, algo que no hay en Veracruz. Si bien es inminente el ingreso de UBER a la entidad, su utilización será bajo el propio riesgo de los valientes que se animen a viajar en vehículos de desconocidos.

Envoyé depuis Paris, France

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